Relatos, con una trama juguetona como ingeniosa, destila el humor socarrón El recientemente nombrado sargento Dalgliesh se ve envuelto en un caso que es Agatha Christie en estado puro. Su secreta afición a la pornografía no es más que el primer motivo que se le ocurre a un oficinista pedante, respetable, hipercrítico para no declarar como testigo en un juicio por asesinato. Una autora de best sellers policiacos narra el crimen en que se vio involucrada cincuenta años atrás. El padrino de Dalgliesh le implora que investigue de nuevo un crimen sonado que podría tranquilizar su conciencia respecto a una herencia, pero que lo llevará a descubrir unos hechos que, pese a su ejemplar integridad, el joven Adam preferirá guardar en secreto.