La labor del orientador educativo tiene muchos campos de acción: algunos tienen que ver específicamente con aspectos organizativos o académicos, pero otros revisten influencia en aspectos personales de la vida de los jóvenes estudiantes. Esta obra reconoce y apunta la tarea del orientador a partir de las competencias que debe ejercer en su desempeño diario. En sus páginas se ofrecen herramientas prácticas para promover y consolidar la amplia gama de competencias de los orientadores educativos.